Había una vez un cactus que vivía en el desierto, rodeado de arena. Este cactus aparentemente feliz tenía un grave problema: estaba enamorado de una nube; pero las nubes nunca pasaban, y el pobre cactus estaba muy solo.
Un día, de repente, apareció una nube en el horizonte. ¡El cactus se hubiera puesto a saltar de alegría si hubiera podido!
La nube se posó encima suyo, y empezó a llover. ¡Nube, te quiero, te quiero!- gritaba. No cabía en sí de gozo.
Obviamente murió ahogado.