Virgen del Carmen

Cuando entres en la catedral de nuestro tiempo
y respires el sacro incienso de mi recuerdo
te darás cuenta de que lo que creías reliquia
en realidad es un cuerpo inerte envuelto en cable de teléfono.

Mirarás hacia arriba y te verás en cruz.
Mirarás a la Virgen y me verás sentada
con las piernas abiertas.

He bebido tu agua bendita y la he meado después.