Quieres que te llamen Poeta, pero no haces más que diluir letras de la misma forma en la que las derramarías sobre una línea recta, larga e infinita. La línea, empapada, termina por
r o m p e r s e,
rebosándose a si misma, incapaz de sostener el peso
de sus propias
palabras,
que tropiezan inevitablemente
la unas sobre 
las otras.

ENTONCES la prosa se hace verso.

Es así
que cada verso 
supone 
una  f r a g m e n t a c i ó n
de m í.


A veces soy poesía.
Un amigo me dijo que todo lo que escribo es autodestructivo y repugnante.
Un autodestructivo y repugnante me dijo que todo lo que escribo es un amigo.

Mi amigo me dijo que tengo que enamorarme de las pequeñas cosas.
Pequeñas cosas me dijeron que tengo que enamorarme de mi amigo.

A ambos os digo que no.
No os digo a ambos.
Con esta nueva entrada, me gustaría transmitirle algo a algún lector. Entonces pretendería ser periodista. Claramente no lo soy. Mi más ferviente deseo es que todos mis textos sean incomprendidos y rechazados.
Buenos días, soy un pequeño texto depresivo. ¡Hace un día estupendo!
Buenos días, soy una declaración de amor. Póngame un café con leche. Se lo escupiré en la cara.