Melodía desencadenada

Cada uno de tus larguísimos cabellos parece declarar la guerra a todos los demás, trazando líneas paralelas, líneas que se cruzan, destinos trenzados, para acabar convirtiéndose en un caótico pentagrama en blanco.
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Puedo componerte.
Puedo ser tu clave de Sol, y si eso te parece demasiado, me conformaré con un Re. Eso sí, menor.
Puedo ser el violín que exprima tu melodía.
Puedo perder el compás cuando me miras. O la cabeza.

Juntas podemos ser la más brillante de las sinfonías. Desataremos todas las emociones imaginables,  hasta el punto en el que no sabremos si son reales o no. Me gritarás, y te miraré indiferente, hasta que me odies tanto que necesites besarme para no morir. Tus corcheas rasparán mi vestido viejo, y cuando finalmente caiga abatido al suelo, hecho jirones, tus avergonzados silencios ocuparán su lugar. Lloraremos de rabia, reiremos a carcajadas, te idolatraré, beberás de mis ojos verdes hasta cambiar el color de los tuyos. Serás mi melodía desencadenada.

Y cuando todo acabe, aplaudiremos hasta que nos sangren las manos.

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Definitivamente tú y yo somos de esas líneas que llaman paralelas. Aun así, sigo rezando para que una ráfaga de viento revuelva tu oscurísima melena y nos entrelace. Mientras tanto, seguiré soplando.

Poesía

Las horas se acumulan y tú sigues sentada en la alfombra con la mirada perdida y la boca entreabierta. Ya han pasado tantas que se empiezan a amontonar en una esquina, desprendiendo un desagradable olor a putrefacción.

¿Qué es poesía? Dices mientras clavas tu pupila en mi pupila dilatada azul
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía es autodestrucción.
Poesía eres tú.

Las horas ya inundan toda la habitación, y sin darte cuenta, ya han pasado dos años y tú sigues inmóvil entre cuatro paredes llenas de mierda. Las sobras de los últimos días navegan entre las cuerdas de la guitarra, enredándote entre ellas.

¿Qué es poesía? Dices mientras clavas tu pupila dilatada en mi pupila azul
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía es morfina.
Poesía eres tú.

Acaricias la guitarra, y las notas empiezan a tejerte un abrigo. La melodía acorrala tus años muertos, comprimiéndolos en su esquina inicial. Improvisamente, éstos estallan en miles de horas, millones de minutos, e infinitos momentos.

¿Qué es poesía? Dices mientras clavas tu pupila triste en mi pupila azul
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía es pasado.
Poesía eres tú.

El espectáculo de imágenes y sonidos alquila tu habitación, rascando toda la mugre. Bueno, no, fíjate un poco mejor. Está hurgando entre ella, liberándola de las paredes de la habitación para que se incruste en las de tus arterias.

Los momentos que antes te envolvían ahora rodean tu cuello, asfixiándote entre todos los recuerdos que se introducen por tus poros. Son termitas, y tú no eres más que un mueble viejo.

Voy a abrir la ventana y respirar. Voy a largarme de aquí, porque no creo que la poesía sea ni autodestrucción, ni morfina, ni pasado. Y mucho menos tú.

Noviembre.

El mes muerto. La ciudad está apagada, y Violeta también. Su característico verde marihuana se difumina con el paisaje marrón, para acabar convirtiéndose en una hoja seca más tirada en el suelo de la gran ciudad.

microrrelatos

Había una vez un cactus que vivía en el desierto, rodeado de arena. Este cactus aparentemente feliz tenía un grave problema: estaba enamorado de una nube; pero las nubes nunca pasaban, y el pobre cactus estaba muy solo.
Un día, de repente, apareció una nube en el horizonte. ¡El cactus se hubiera puesto a saltar de alegría si hubiera podido!
La nube se posó encima suyo, y empezó a llover. ¡Nube, te quiero, te quiero!- gritaba. No cabía en sí de gozo.

Obviamente murió ahogado.