Viernes, 26 de diciembre de 2014
Mi tristeza es amplia y celeste
un cielo despejado
la mesa del desayuno, bañada por el sol
una cama de domingo.
Mi tristeza es sencilla,
no necesita.
Un perro sano
que me acompaña siempre.
Así está todo bien.
La alimento un poco todos los días
(por eso tengo la costumbre de dejar a todas mis parejas cada dos meses).
Ella es agradecida
y me alimenta a mí también.
A veces
algunos días
se nubla de repente
y lo necesita todo
y lo exige todo
hasta que se vuelve insoportable,
hasta que se vuelve a calmar.