Poesía

Las horas se acumulan y tú sigues sentada en la alfombra con la mirada perdida y la boca entreabierta. Ya han pasado tantas que se empiezan a amontonar en una esquina, desprendiendo un desagradable olor a putrefacción.

¿Qué es poesía? Dices mientras clavas tu pupila en mi pupila dilatada azul
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía es autodestrucción.
Poesía eres tú.

Las horas ya inundan toda la habitación, y sin darte cuenta, ya han pasado dos años y tú sigues inmóvil entre cuatro paredes llenas de mierda. Las sobras de los últimos días navegan entre las cuerdas de la guitarra, enredándote entre ellas.

¿Qué es poesía? Dices mientras clavas tu pupila dilatada en mi pupila azul
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía es morfina.
Poesía eres tú.

Acaricias la guitarra, y las notas empiezan a tejerte un abrigo. La melodía acorrala tus años muertos, comprimiéndolos en su esquina inicial. Improvisamente, éstos estallan en miles de horas, millones de minutos, e infinitos momentos.

¿Qué es poesía? Dices mientras clavas tu pupila triste en mi pupila azul
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía es pasado.
Poesía eres tú.

El espectáculo de imágenes y sonidos alquila tu habitación, rascando toda la mugre. Bueno, no, fíjate un poco mejor. Está hurgando entre ella, liberándola de las paredes de la habitación para que se incruste en las de tus arterias.

Los momentos que antes te envolvían ahora rodean tu cuello, asfixiándote entre todos los recuerdos que se introducen por tus poros. Son termitas, y tú no eres más que un mueble viejo.

Voy a abrir la ventana y respirar. Voy a largarme de aquí, porque no creo que la poesía sea ni autodestrucción, ni morfina, ni pasado. Y mucho menos tú.

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