Aros de plata

Hoy vuelvo a causar heridas ajenas.
Atraviesan punzantes mis orejas
y despegan
como cicatrices cíclicas,
brillantes y ascendientes,
a ambos lados
de mi cara desnuda.

Mis lóbulos
son
aeropuertos
en aire.
Aviones a tierra,
aviones a carne.

7 comentarios:

  1. Hace poco subí por primera vez en mi vida a un avión. El daño ajeno a veces es inevitable. Un abarzo.

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  2. Cuando las heridas son comestibles.

    Avisa cuando se produzca o reproduzca el aterrizaje, por favor.

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  3. A mí me siguen dando miedo los aviones... pero a veces, como dices, es necesario. Muchas gracias por pasaros los dos. Besos

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  4. Aviones que parecen morder el cielo cuando los miras, y solo muerden tu alma obligándote a pensar. ¿Un alma que piensa? Cosas que solo consiguen las cosas que se balancean en el aire.
    Gracias por este poema, un abrazo.

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  5. A veces es inevitable...
    Un saludo.

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  6. Gracias a ti María por tu aportación :)Es lo que tiene balancearse: tocas los dos extremos en vez de un sólo punto medio. Un beso

    Tienes razón Ina, aunque la mayoría de las veces, lo inevitable tiene muchos grados...

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  7. ...un aeropuerto en el aire tendrá una estabilidad difícil... durante un tiempo, al menos... después también volará, como un avión, y volarán todos (o volaremos todos)...

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