En la decadencia constante,
fácil, lisa e ininterrumpida
está la belleza del diminuendo.
En la decadencia constante
divinizaremos la basura
y nos proclamaremos la obra maestra
de un dios absurdo
o inexistente.
Nuestra rebeldía no es nada comparada con el continuo arrastrar de las cosas hasta el límite. Nuestras penas no se transforman en poemas y lo invisible permanece como es. -Mark Strand